«Ahora vemos que el problema del VIH no es sinónimo de muerte»

Testimonio de Leticia S. Vive con el VIH desde hace 14 años. Vive con su esposo y sus hijos en la comunidad de Tornabé. Coordina el grupo de autoapoyo de personas que viven con el VIH/SIDA en su comunidad, compuesto por 56 mujeres y 12 hombres.

Foto: Olga Marín

Esta es la segunda de las tres entrevistas que estamos publicando sobre la salud sexual y reproductiva en Honduras.

¿Cómo fueron los comienzos del grupo?

El grupo está compuesto por personas viviendo con el problema del VIH/SIDA, tenemos personas afectadas y personas que son solidarias y estamos aquí luchando porque no vamos a decir que lo hemos ganado todo. Nacemos el 14 de febrero del año 2000, con el apoyo del Enlace de Mujeres Negras de Honduras (ENMUNEH), ya que sentíamos que en la comunidad había mucho estigma y discriminación hacia nosotras como mujeres viviendo con el problema del VIH.

¿Y cómo se sienten ahora?

Nosotras logramos quitar ese estigma y esa discriminación y es por eso que ahora, como estamos fortalecidas, ya podemos hablar, ya podemos reirnos, porque antes sólo eran llantos. Ahora miramos que el problema del VIH no es sinónimo de muerte, sino que estamos viendo que es una lucha; lo miramos ahora como una enfermedad normal, como una enfermedad como cualquier otra. Ahora nos hemos fortalecido y podemos ver que sí se puede vivir con el problema del VIH.

Quizá no podamos decir que el estigma y la discriminación se han terminado, pero sí que se ha mermado bastante.

¿Tienen dificultades para acceder al tratamiento de la enfermedad?

Tenemos un hospital en el centro en Tela, cada una de nosotras tenemos una cita una vez al mes, depende como estemos físicamente, el doctor nos evalúa y cada una de nosotras vamos una vez al mes a tomar los medicamentos. Aquí en el Centro Natalie Johnson también hacemos actividades para generar fondos para que cada una de las compañeras que no tienen medios, que viven en la pobreza, puedan llegar al hospital a recibir su medicación. Hacemos piñatas, costuramos, hacemos trabajos manuales…

La incidencia anual del VIH/SIDA es de 15,6 personas por cada 100 mil habitantes y se encuentra entre las 10 primeras causas de mortalidad de Honduras.

También colaboran ustedes en la prevención de nuevos contagios…

Como personas que vivimos la experiencia, intentamos orientar a otras personas, les transmitimos que por favor no caigan donde nosotras caímos quizá porque no hubo orientación, les decimos que se cuiden, que no queremos otro caso, queremos tratar de disminuir los problemas.

¿Qué siente una persona cuando se entera de que tiene el VIH?

Mi vida dio un giro de 180 grados. Pero ahora ya lo miro como parte de mi vida, ya no lo miro como un problema, lo miro como una solución, no para mí, sino para la comunidad.

El problema es cuando la persona se entera. Ellos mismos son los que sienten el miedo, pero nosotros como personas fortalecidas con el problema del VIH tratamos de abordar a la familia y decirles que la apoyen, que no la boten, que le den amor y cariño, porque ahora él  lo necesita.

Háblenos un poco más de su propia experiencia en ese primer momento…

Cuando a mí me detectaron que yo tenía el problema del VIH/SIDA yo sentí que el mundo se me vino encima, porque yo no tenía  ningún conocimiento. Yo dije, voy a dejar a mi familia, voy a dejar a mis hijas, porque yo no sabía que había métodos como para poder vivir con la infección. Entonces yo dije me voy a morir. En 12 años para acá mi vida ha cambiado, yo no podía hablar antes del problema del VIH.

¿Qué mensaje le enviaría a los jóvenes?

Desde Honduras, desde la comunidad de Tornabé, yo le diría a los jóvenes que es importante cuidarse y es importante informarse, después de esa información esperar el momento preciso para tener una relación sexual. No es fácil vivir con el problema del VIH, pero sí se puede vivir.

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