Todos tenemos un compromiso con el tiempo que nos toca vivir

En la última asamblea de medicusmundi, celebrada en Teruel el pasado 21 de junio, el presidente de la organización, el doctor Enrique Revilla, hizo pública su decisión de cesar en el ejercicio del cargo, sin perjuicio de su firme intención de seguir vinculado al proyecto y prestarle todo su apoyo como un voluntario más.

En este mismo acto, la Asamblea designó a Eduardo García Langarica como nuevo presidente de la ONG. Eduardo es médico, titular de Atención Primaria en la localidad de Salvatierra/Agurain, se incorporó a medicusmundi Álava en 1992, donde participó en la formación de la Federación de Asociaciones Medicus Mundi España.

Además de haber viajado a países como Perú, Nicaragua y Mozambique para la realización de distintos proyectos de cooperación, ha participado en la Junta de Gobierno de la coordinadora de ONGD de Euskadi y es el impulsor de numerosos artículos y actividades relacionadas con la sensibilización y promoción de la solidaridad y cooperación al desarrollo en Álava.

Queremos compartir con todos vosotros su primera entrevista como presidente de medicusmundi.

¿Desde cuándo estás vinculado a medicusmundi?

Me incorporé a medicusmundi Alava en 1992. Siempre he estado en la comisión de Sensibilización y Educación para el Desarrollo, además de en la Junta de la asociación y la he presidido en dos “mandatos”. También he estado en la Junta de Gobierno de la Coordinadora de Euskadi en dos ocasiones, en el primer Consejo de Cooperación de Euskadi y ahora represento al consejo de cooperación del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz en el Consejo Social.

¿Cómo has visto la evolución de las ONGD?

Al principio se pasó de un modelo de cooperación basado en cubrir las llamadas “necesidades básicas” (educación, salud, comida…) a otro centrado en el desarrollo humano al que posteriormente se le añadió el término sostenible. Hoy estamos asistiendo a un retroceso al paradigma anterior incluso al de las necesidades básicas, basado en el crecimiento económico, en el supuesto de que si la economía crece se “derramará” sobre toda la sociedad. Esto ya se demostró falso en los años 70 y 80, así que no sé cómo van a conseguir que ahora se cumpla.

Las ONGD, sobre todo las que ya llevamos tantos años como medicusmundi, hemos pasado de hacer pequeños proyectos asistenciales financiados con fondos propios provenientes de cuotas de socios, donativos o recaudaciones a través de exposiciones o cosas así, a crecer sobre todo en complejidad técnica y en capacidad de ejecución de proyectos cada vez más grandes, gracias a la entrada de la financiación pública. Al mismo tiempo hemos aprendido que si de verdad queremos acabar con la pobreza y resolver la desigualdad que define la sociedad actual, no vale con proyectos de cooperación, que es más importante cambiar estructuras sociales en el llamado norte, por eso hemos ido dedicando más esfuerzo a la sensibilización y a la educación al desarrollo y ahora además a la búsqueda y propuesta de alternativas (comercio Justo, Consumo Responsable, Banca Ética, Soberanía Alimentaria, Decrecimiento…) al modelo social basado en el consumismo, insostenible social y medioambientalmente.

También hemos aprendido que hay muchos “sures” en el norte de la misma manera que hay nortes en el sur, que si somos coherentes con lo que decimos no podemos defender la Cobertura Universal en Salud a través de Sistemas Públicos de Salud para Mozambique por ejemplo y no hacerlo para España, donde se tiende a la privatización y no cubrir a todas las personas. Esto nos debe llevar a mantener posturas más “políticas” de crítica a lo que hacen los gobiernos aquí y allí en contra del derecho a la salud, a denunciar políticas injustas que aumentan la desigualdad. También nos debe llevar a unirnos a todos los movimientos sociales que defienden que otro mundo no solo es posible sino imprescindible y cada día más urgente. Hablo de organizaciones medioambientales, sociales, de defensa de derechos como la salud, educación, de los inmigrantes, etc. En definitiva debemos integrarnos en los llamados movimientos sociales emancipadores que proponen esas alternativas al modelo social de las que he hablado antes.

El doctor Eduardo García, nuevo presidente de medicusmundi en España.

El doctor Eduardo García, nuevo presidente de medicusmundi en España.

Eduardo, asumes la presidencia de una organización que lleva 50 años trabajando por el Derecho a la Salud, ¿qué implica para ti a nivel personal?

Una responsabilidad enorme y un reto ilusionante. Estos cargos, siempre tienen su carga, especialmente de responsabilidad. De momento ya cuesta dormir igual de bien que hace unas semanas pero espero irme relajando con el tiempo y que al final lo que quede sea el reto y sobre todo ser capaz de afrontarlo.

¿Qué retos/objetivos te marcas?

Que cuando acabe mi mandato de dos años, medicusmundi siga siendo al menos lo que es hoy, una ONGD de referencia en cooperación en salud. Por otro lado, que la nueva visión de la cooperación que queremos hacer y que hemos definido en el proceso de reflexión que cerramos en El Escorial en marzo y ahora en Teruel, nos permita crecer como Federación y a cada una de las asociaciones miembro no tanto en cuanto a los proyectos o programas que llevemos adelante o al dinero que seamos capaces de gestionar, sino como focos de desarrollo humano para cada uno de nuestros socios, voluntarios, trabajadores de medicusmundi y, como no, para todos los beneficiarios de nuestras acciones y las organizaciones del sur con las que trabajamos.

Seguimos inmersos en una situación difícil en la que solo oímos hablar de recortes, riesgo, crisis… ¿es un buen momento para ser presidente de medicusmundi o hubiese sido más fácil no aceptar la propuesta?

Quedarse en casa siempre es más cómodo. Yo pienso desde siempre que todos tenemos un compromiso con el tiempo que nos toca vivir, un compromiso con las generaciones anteriores a nosotros y su esfuerzo por dejarnos un mundo mejor, y con las generaciones futuras en el sentido de seguir mejorando el mundo.

Hoy en el mundo se produce comida para alimentar a todas las personas de sobra y sin embargo cada día mueren miles de personas de hambre. Hoy la gran mayoría de las enfermedades que hace un siglo mataban de forma masiva o están erradicadas o son prevenibles o perfectamente curables y sin embargo miles de personas sobre todo niños mueren por diarreas, sarampión o malaria.

Con esto quiero señalar que hoy el mundo podría ser muy bueno y sin embargo la desigualdad mata y lo hace por desidia y falta de voluntad política. Por eso el compromiso que decía antes, para mi consiste en hacer lo posible para que este mundo sea justo, acabar con la desigualdad y asegurar que el crecimiento económico insostenible no termine por destruirlo.

¿Es optimista ante el futuro que nos espera?

Si no lo fuera no estaría aquí. Estoy convencido que es posible, que podemos conseguirlo a pesar de los evidentes peligros en forma de guerras en busca de recursos (petróleo, gas, agua, tierra, minerales…), a pesar del cambio climático que tenemos la obligación urgente de detener, a pesar de la falta de democracia, a pesar del riesgo de recaer en populismos y fundamentalismos de cualquier tipo religioso o político. A pesar de todo ello sigo creyendo que es posible.

Un deseo para los próximos años:

Seguir siendo optimista me parece un buen deseo. Que la gente, el 99%, se empieza a movilizar en defensa de sus derechos, porque ese es el camino para que podamos decir que empezamos a ver algún signo de que el mundo va cambiando.

Entrevista realizada por Laura Quintín, de medicusmundi aragón.

Luchar por la salud a partir de 2015

Quedan 279 días para que llegue 2015, el año que se marcó la comunidad internacional para dar cumplimiento a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Desde hoy a la llegada del nuevo año morirán cada día 19.000 niños menores de 5 años, 800 mujeres por causas relacionadas por el embarazo o el parto y la tuberculosis matará también a diario a 3.800 personas. Cifras que demuestran que, aunque se han producido avances que debemos celebrar, muchos y en poco tiempo, como se puede ver en la web de Naciones Unidas sobre los ODM, el marco que se planteaba en la Declaración del Milenio, además de poco ambicioso carecía de algo fundamental, que era plantearse cómo se iban a conseguir todos los objetivos y metas planteados.

En un contexto en que la ayuda al desarrollo ha sufrido en cuatro años un recorte del 70% y en el que, como nos recuerda Mercedes Ruiz-Giménez, mientras «aquí contamos el número de parados, hay países donde lo que se cuenta es el número de muertos», surge el planteamiento de en qué vamos a centrar nuestros esfuerzos para garantizar el derecho a la salud de todas esas personas excluidas que aún no pueden disfrutar del mismo. Es decir, ¿cómo se tratará la salud en la agenda para el desarrollo a partir de 2015?

Foto: Samuel Sánchez.

Foto: Samuel Sánchez.

En un mundo en el que cada año unos 150 millones de personas se enfrentan a gastos sanitarios catastróficos y 100 millones se ven arrastradas a la pobreza por el pago directo de los servicios sanitarios, la Organización Mundial de la Salud (OMS), se plantea la Cobertura Sanitaria Universal como la vía primordial de trabajo: es decir, garantizar que todas las personas puedan tener acceso a la salud aumentando la cobertura de los servicios sanitarios.

Para medicusmundi este nuevo marco de referencia se queda corto, pues si bien estamos de acuerdo en poner sobre la mesa sistemas de financiación que eviten que la gente caiga al precipicio de la pobreza por pagar los servicios sanitarios, ésta sería sólo una parte del trabajo.

Una de las cuestiones fundamentales a trabajar será la de los determinantes sociales de salud, todos aquellos factores que influyen en la salud de la población y que se salen del ámbito de la prestación de servicios sanitarios: la lucha contra la erradicación de la pobreza, el acceso a la educación, el poder disfrutar de agua en buen estado, cómo te alimentas, el cuidado de la naturaleza… Factores que se suman a otras luchas necesarias como conseguir unas políticas fiscales justas, una apuesta por las políticas sociales, unas políticas migratorias que pongan el foco en las personas y unas políticas macreoecónomicas que dejen de estrangular a las poblaciones más frágiles.

También es importante el cómo lo hacemos: hace mucho que ha llegado la hora de formular políticas de abajo hacia arriba, es decir, teniendo más en cuenta a la población, fomentando su participación y consiguiendo resultados más duraderos a la largo plazo.

El derecho a la salud es fundamental e indispensable para que las personas puedan gozar del resto de derechos. Es obligatorio para los Estados garantizar que todas las personas puedan disfrutar de este derecho en iguales condiciones. Unas políticas de salud pública y de redistribución de la riqueza que consigan acortar la brecha entre ricos y pobres en el acceso a la salud no sólo son posibles, sino de obligado cumplimiento por parte de los Estados. Nuestro deber como ciudadan@s: Exigirlas.

Francisco José Vega

DOCUMENTO: Declaración de Medicus Mundi sobre la salud en la agenda para el desarrollo después de 2015.

 

 

 

Mundos deformes

Tenemos una tarea: resolver las asimetrías que genera un sistema que en los próximos diez años hará que en el mundo haya 215.113 grandes fortunas, un 30% más que en la actualidad. Por cierto, según esta lista, para que se considere que alguien tiene una «gran fortuna», tiene que tener un patrimonio mínimo de unos 22 millones de euros.

Curiosamente, en África, uno de los continentes con más pobres, el número de millonarios se incrementará un 53%, lo que nos da una muestra de las desigualdades que genera nuestro actual modelo económico. La riqueza se reparte al 50% entre dos grupos, eso sí, casi la mitad está en manos del 1% más rico, mientras que la otra mitad se reparte entre el 99% restante.

Foto: Fran Vega

Foto: Fran Vega

Pero la desigualdad no es sólo una cuestión de los países pobres. Según un estudio de Intermón Oxfam, en España, los ingresos de las 20 personas más ricas son iguales a los del 20% más pobre. Es decir, 20 personas acumulan la misma riqueza que 9,5 millones, con lo que no es de extrañar que ocho de cada diez personas consideren que las leyes están diseñadas para favorecer a los ricos.

Se acercan las elecciones europeas y las ONG estamos haciendo público en estos días cuál es #laEuropaQueremos que, desde luego, no es el continente deforme que nos pintan estos estudios, sino una Europa, un mundo, donde se garantice el derecho a la educación y a la salud para todos y todas y que mire mucho más al Sur, no sólo mejorando su política de cooperación al desarrollo sino abriéndose más a la inmigración.

Se calcula que en todo el mundo hay 18,5 billones de dólares no registrados y en paraísos fiscales, por eso es necesario que Europa también adopte medidas para frenar la evasión y la elusión fiscal de las grandes empresas y se decida a terminar con los paraísos fiscales.

En este sentido, España y otros 10 países de la UE están trabajando para comenzar a aplicar la Tasa a las Transacciones Financieras, la Tasa Tobin, aunque de manera limitada y aplicada sólo a ciertos productos. Es un avance que hay que aplaudir, pero ahora queda mucho trabajo por hacer para que los fondos que se recauden se destinen a garantizar derechos como la educación y la sanidad y políticas sociales, entre las que está la cooperación al desarrollo.

«Pan, trabajo y techo para todos y todas». Este era uno de los lemas bajo los que se convocaron las Marchas de la Dignidad que el pasado 22 de marzo llegaron a Madrid. 3 de cada 10 españoles vive en situación de pobreza. El eje de las necesidades ya no va sólo de Norte a Sur, sino que atraviesa también nuestra sociedad y toca, de manera directa o indirecta a muchas personas de nuestro entorno, lo que nos plantea el reto de girar nuestra mirada y seguir enfocando al Sur económico, por supuesto, pues es donde se concentra la mayor parte de los excluidos y con una necesidad más imperiosa de cubrir necesidades vitales básicas, pero también levantar alta y clara nuestra voz para defender los derechos humanos en nuestro ámbito más cercano.

Fran Vega

Profesionales de la salud para todos: un problema mundial

Nadie duda que tener suficientes profesionales de salud con adecuado grado de calidad es vital para cualquier sistema sanitario que pretenda atender las necesidades de salud de su población. Sin embargo, la situación mundial al respecto está lejos de ser aceptable: más de 50 países, principalmente en Africa y Asia del sur, se enfrentan a una crítica escasez de trabajadores de la salud, que explica gran parte de la mortalidad y la morbilidad en estos países. También en España, la situación puede llegar a ser dramática.

Ilustración: Alfredo Copeiro.

Ilustración: Alfredo Copeiro.

Las envejecidas sociedades de los países llamados desarrollados en Europa y América del Norte van necesitando cada vez más cuidados de tipo crónico. Esta tendencia, junto con la demanda creciente de atención sanitaria en general y con el envejecimiento del personal sanitario por su parte (con la expectativa de que se han de producir numerosas jubilaciones en los años venideros) está provocando unas demandas de personal de la salud que los sistemas de salud nacionales respectivos no prevén cubrir. De hecho, la Comisión Europea estima en su documento de trabajo “Plan de acción sobre personal sanitario de la UE” que si se mantienen las actuales técnicas de formación, en 2020 habrá una escasez de 1 millón de profesionales en Europa. En España, se estima que el año 2025 este déficit será del 14%, incluyendo médicos de cabecera y especialistas. Estos cálculos se realizaron antes de conocer la situación actual donde, debido a la crisis económica, muchos profesionales españoles están buscando oportunidades de trabajo fuera de nuestras fronteras.

La OMS señala cuatro áreas-clave estratégicas para que los Estados miembros logren contar con un volumen sostenible de personal sanitario y fortalecer así sus sistemas de salud: defender, intercomunicar y movilizar los recursos existentes; crear sistemas de información para los recursos humanos de salud; invertir estratégicamente en recursos humanos para el desarrollo de la salud; e igualar las políticas e intervenciones sobre recursos humanos al nivel que tienen las demás.

Medicus Mundi participa en la campaña «Health workers for all and all for Health workers» (Personal sanitario para todos y todo para el personal sanitario).

¿Qué soluciones existen para remediar esta escasez de personal? La solución primera y más racional que aparece cuando se piensa sobre el tema, es que cada país planificara adecuadamente sus necesidades en cuanto a trabajadores de la salud poniendo así las bases para garantizar la preparación de suficiente personal del nivel preciso. Sin embargo, este plan no resulta sencillo. Primero, porque es difícil calcular los cambios que habrán de soportar los patrones demográficos y epidemiológicos así como las futuras demandas de la población, y después porque la dificultad es aún mayor en países con un sistema frágil de salud, que no poseen recursos suficientes para llevar a cabo esta planificación con éxito. Además, muchos países (si no todos ellos) no conocen el número exacto de sus profesionales sanitarios, especialmente en el sector privado. Por ejemplo, España está tratando de obtener el primer registro de su personal de salud, que se espera que esté operativo en 2014, puesto que no se conoce con seguridad cuántos trabajadores hay, ya que los cálculos se basan solamente en estimaciones. Más aún, de manera especial en países donde los trabajadores juegan papeles importantes en atención sanitaria incluso resulta confuso identificar quién debería contabilizarse como «personal médico».

La segunda y “más fácil” solución, ya puesta en marcha en muchos países durante los últimos años, es la importación del personal de salud. A medida que el mercado de trabajo se vuelve más globalizado, la creciente demanda internacional está impulsando su migración y movilidad. Hasta no hace mucho, los mayores países receptores eran los más desarrollados, pero en los últimos años la transferencia de personal también se produce desde los países desarrollados hacia los emergentes. Un ejemplo de esto es el programa de Brasil «Mais médicos para o Brasil» (Más médicos para el Brasil) donde el 28% de los 358 médicos inscritos en su tercera edición son españoles. Por lo tanto, es un problema global que afecta o puede afectar a todos los países.

La contratación de trabajadores de la salud extranjeros puede ser una manera de satisfacer la demanda interna durante cierto tiempo. Sin embargo, ello puede empeorar la escasez de trabajadores calificados en otros lugares, especialmente en los países de ingresos bajos y medianos e incluso en los desarrollados como algunos europeos. Y hay otro elemento que agregar a este debate: el costo soportado por los países en la formación de personal sanitario. Por ejemplo en España se estima que cuesta unos 120.000€ formar a un graduado y la CESM (Confederación Española de Sindicatos Médicos) calcula que el costo de la formación de un especialista MIR es aproximadamente 200.000€. A nivel mundial, las cifras son también muy preocupantes. Se considedra que los sistemas nacionales de salud de nueve países africanos han perdido 2.170 millones de dólares, en forma de inversión dedicada a la formación de sus médicos, debido a la emigración después de su graduación. A su vez, esta misma entrada de inmigrantes ha llegado a proporcionar un beneficio de 4.550 millones de dólares a los países receptores de estos profesionales. Asístimos así a la contradicción de que el flujo de profesionales de la salud va desde los países donde hay una mayor escasez hacia los países que tienen más recursos.

Todo el mundo debería tener acceso a médicos, enfermeros y personal sanitario en general.

Quienes trabajan en desarrollo conocen muy bien esta historia. Muchos de los programas de formación que se desarrollan para la cooperación en salud tienen poco éxito porque el personal migra al finalizar sus estudios, dejando precisamente a las poblaciones con mayores necesidades sin personal para atenderles. La proporción de trabajadores de la salud en muchos países africanos es ridícula. Hay 2 médicos/1.000 habitantes en África y 33 médicos/1.000 habitantes en Europa… ¡y Europa sigue atrayendo personal africano! Aunque esta captación se extiende por todo el mundo, algunos países absorben la mayoría del personal extranjero. Los Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Australia emplean al 69% del total de los médicos extranjeros que están trabajando en la OCDE (Organización para la Cooperación económica y Desarrollo de los Países).

Carlos Mediano. Medicus Mundi

 

 

De privilegiados y pobres

Hace ya treinta y tres años, el 5 de diciembre de 1980, la 34ª Asamblea General de Naciones Unidas estableció un ambicioso programa que permitiría acabar con la pobreza, el hambre y el subdesarrollo en el plazo de una sola generación. La propuesta más recordada de ese documento fue el que los países desarrollados dedicaran el 1% de su Producto Interior Bruto a ayuda al desarrollo del entonces llamado Tercer Mundo. Este 1% se desglosaría en dos partes, un 0’3% provendría de las ayudas de entidades privadas, iglesias y fundaciones, y lo restante, el 0’7%, sería de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), llevada a cabo fundamentalmente por las diversas administraciones públicas. Ahí nació el célebre 0’7%.

Fue un compromiso firme adquirido por todos los países, especialmente los desarrollados, que era a los que se pedía la aportación, entre ellos el nuestro. Ese plazo de una generación hoy, 33 años después, ya se ha cumplido. ¿Cómo se ha ido cumpliendo el compromiso? Las cifras son elocuentes:

  • En el momento en que se suscribió el acuerdo, 1980, los países desarrollados dedicaban, por término medio, un 0’5% de su PIB en ayuda pública a los países pobres, no se estaba muy lejos del objetivo propuesto.
  • En la actualidad, las cifras medias de AOD andan por el 0’25%. En nuestro país actualmente apenas la mitad de esa cifra.

Hemos ido hacia atrás.

Foto: Samuel Sánchez.

Foto: Samuel Sánchez.

Mientras tanto, en los últimos años hemos visto una marea incesante de poblaciones empobrecidas intentando entrar por todos los procedimientos en nuestro acotado mundo. Muchas decenas de miles de personas se han dejado la vida en ello, y muchos más los ahorros y el esfuerzo de años de sus familias. Incluso en la actual crisis, con el inmenso paro que tenemos, la marea de los más pobres no cesa, como hemos estado viendo este año con los ahogados en Lampedusa o como ponen de manifiesto las cuchillas añadidas a las alambradas de Melilla. Las barreras de agua, de alambre o de cemento pueden matar a las personas, pero no disminuirán el deseo de tantos millones de salir de su pobreza absoluta sin esperanza; nuestros gobiernos no conseguirán evitar que vengan por más medios que pongan porque la desesperación nunca respetó las barreras.

Sólo hay una solución, humana y justa, al drama de la inmigración: contribuir al desarrollo de las comunidades empobrecidas del sur, para que encuentren en su propia tierra los medios de vida, salud y educación, que les permitan una existencia digna. Ahí es donde estamos nosotros, las ONG de cooperación al desarrollo, ese es nuestro papel, por lo que surgimos y por lo que seguimos y seguiremos trabajando. Pero aceptando que esa es nuestra vocación fundamental, sentimos que se abren otros frentes en nuestro país: el aumento generalizado de la pobreza, los derechos de los inmigrantes, especialmente el derecho a la salud, los recortes en Sanidad, Educación y Servicios Sociales, la acelerada evolución hacia una sociedad cada vez más desigual. Nuestra tarea  también está aquí, en España, no podemos quedar callados frente a las injusticias del norte por pensar que debemos desarrollar preferentemente nuestro trabajo en el sur.

Más allá de norte y sur, países desarrollados y países subdesarrollados, lo que hay son privilegiados (los menos) y pobres (los más). La injusticia social es global, la lucha contra ella no puede quedar compartimentada. El mismo compromiso que nos hace colaborar al desarrollo con Mozambique, República Democrática del Congo o Bolivia, nos hace defender el derecho a la salud, a la educación y a una vida digna para todos en nuestro país. Esa es también nuestra lucha, nuestra vocación como ONG, Medicus Mundi para todo el mundo.

Para saber más: http://www.rebelatecontralapobreza.org/

Carlos Valencia. Presidente de Medicus Mundi Madrid.

 

El sistema sanitario tiene que estar pensado para todos

Juan Gérvas se presenta en Twitter como médico general y Profesor Visitante en Salud Internacional. Referente en el análisis y la defensa de la atención primaria de salud como pilar de los sistemas nacionales de salud, nos acompañó en la jornada que organizó Medicus Mundi en Madrid para celebrar sus años de existencia. Es difícil resumir la cantidad de ideas interesantes que pudimos oír durante su intervención, aunque os queremos dejar algunas notas como ejemplo.

 El compromiso

Según Juan Gérvas, tanto el médico, como el propio sistema sanitario siempre tendrían que llevar 4 maletines: uno con los recursos materiales, otro con el conocimiento general, otro con el conocimiento local y un último, con el compromiso con la comunidad, en el que habitualmente se hace menos énfasis pero que es clave. «En muchos casos está vacío y sin embargo el origen del sistema sanitario es el compromiso«.

Atención primaria de salud, ¿para quién?

Para el doctor Gérvas la Atención Primaria de Salud tiene que ser para todos. No es sólo para los pobres, también para los ricos. El sistema sanitario tiene, por tanto, que estar pensado para todos. ¿Cómo lo conseguiremos? Evitando los excesos de una medicina fragmentada.

En una clara referencia los recortes que estamos sufriendo en salud, Gérvas aseguró que cuando hay menos dinero, necesitamos más Atención Primaria de Salud, señalando que ha vivido por encima de sus posibilidades el 1% de la población, pero ahora se lo estamos haciendo pagar a los más pobres.

Juan Gérvas en un momento de su intervención.

Juan Gérvas en un momento de su intervención.

Los sistemas de salud

En opinión del doctor Gérvas, lo que en estos momentos se necesita es garantizar la cobertura universal con una fuerte presencia gubernamental en los sistemas sanitarios, que deben ofrecer servicios muy variados y muy cercanos, incluso en el domicilio, basándose en ofrecer «la máxima calidad y la mínima cantidad». Habría además que intentar eliminar el resto de barreras de acceso, como las culturales, idiomáticas, horarias, geográficas…

Para el doctor Gérvas, hay que oponerse a la OMS, la OPS, la Fundación Bill Gates… y todas aquellas instituciones que traten de imponer programas verticales de salud en los países pobres, es decir, acciones que traten de mejorar la salud centrándose sólo en un aspecto muy concreto, como la malaria, la tuberculosis, etc.

En la charla, Juan Gérvas destacó también la importancia de la prevención, aunque señaló que el exceso de prevención también es malo, y como muestra puso la vacuna contra el tétanos, cuyo calendario de dosis de vacunación se podría recalcular. Os dejamos más información sobre este tema.

Para Gérvas se trata, en suma, de aumentar la calidad de los servicios que se prestan, entendiéndola como disminuir el abismo entre lo que hacemos y lo que podemos hacer.

En cuanto a los sistemas sanitarios, se trata de que los países elijan entre libertad y equidad, elección esta última que va ligada a la implantación de la Atención Primaria de Salud como eje de los sistemas sanitarios. Como ejemplo puso a Estados Unidos, que no apuesta por la equidad y que es uno de los dos países (junto a Zimbabue) en el que aumentó la mortalidad materna en los últimos años, según un informe de Amnistía Internacional.

Las personas que viven en países que optan por la equidad disfrutan de mejor salud, con algunas excepciones que demuestran que en la salud también influyen otros determinantes.

Para terminar, Juan Gérvas recordó que la solidaridad es lo que nos hace humanos y que si reducimos la solidaridad en estos tiempos en que hay mayores necesidades, nos estaremos encaminando hacia nuestra destrucción. Algo, y esto lo añadimos nosotros, de lo que podría tomar nota el Gobierno, que en los Presupuestos Generales para 2014, remata una política de cooperación ya casi desmantelada.

Fran Vega.

1980-2012 En Memoria de Dña. Cooperación Internacional para el Desarrollo

El 17 de octubre es el Día Mundial para la Erradicación de la Pobreza y este año con más motivos que nunca la Alianza Española contra la Pobreza manifiesta el rechazo a la política de recortes que empobrece cada vez más a la población, dentro y fuera de nuestro país.
En España, casi 13 millones de personas viven ya en situación de pobreza y exclusión (el 26,7% de la población). En el mundo 1.400 millones de personas sufren pobreza extrema y casi 1.000 millones sufren hambre y no tienen acceso al agua potable y otros servicios básicos como la salud y la educación.
En estos momentos todas las organizaciones y movimientos sociales tienen que plantar cara y hacer una lucha conjunta ante el aumento de la pobreza. La Alianza contra la Pobreza (una plataforma que reúne a ONGD, movimientos sociales, plataformas ecologistas, feministas, religiosas, sindicatos etc.) considera que hay otra forma de hacer política y convoca a la representación del funeral de las políticas públicas para rebelarse ante lo que no queremos que suceda. El 17 de octubre en la Puerta del Sol de Madrid; la política de Cooperación para el Desarrollo, junto a la educación, la sanidad, la dependencia, el empleo, los servicios sociales y la igualdad serán arropadas por miles de personas que se rebelan contra su desaparición. Estamos ante el desmantelamiento de las políticas sociales y por eso más de 25 ciudades en todo el territorio español se movilizan.
Políticas públicas como la Cooperación Internacional acumulan un recorte continuo desde 2009 de más del 70%, lo que significa el desmantelamiento del sistema de cooperación española y un cambio en los objetivos de desarrollo, que afecta fundamentalmente a las personas más vulnerables del planeta.
Junto a ella, las políticas públicas relativas a educación, sanidad, empleo, dependencia, igualdad y servicios sociales se encuentran al borde del abismo. Los continuos recortes en Sanidad, Educación y Servicios Sociales, mantienen a España muy por debajo de la media de la UE en gasto social (22’7% en España frente al 30% UE).
No es cierto que sea lo único que el gobierno puede hacer. Hay alternativas a los recortes sociales. El Estado pierde alrededor de 90.000 millones de euros cada año por el fraude fiscal, 11 veces más que lo que ha destinado este año a la Sanidad, los Servicios Sociales, la Educación, la Cooperación y la Ley de Dependencia. Lo que verdaderamente hay que recortar es el fraude fiscal.
Más información: www.pobrezacero.org

Desperdicios

En España se desperdicia una media de 180 kilos de comida por persona y año. Según un informe del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente un 20,5 por ciento de los distribuidores de alimentación acostumbra a entregar los alimentos retirados a alguna ONG o banco de alimentos, ¿qué pasa con el resto?

Vivimos en un mundo de grandes contrastes, donde la injusticia y la desigualdad van engordando cebadas por el hambre de los mercados, donde el Estado adelgaza hasta quedarse tan escuálido que no puede proteger a quienes lo necesitan. La serpiente de la crisis avanza engulléndolo todo a su paso. ¿Se llama crisis o se llama estafa? A veces dan igual los nombres: el caso es que se trata de una hábil depredadora en cuyo nombre se está acabando con la educación pública, la sanidad pública, la solidaridad y todo aquello que no genere directamente y a corto plazo beneficios económicos.

Mientras, las grandes empresas multinacionales siguen jugando su juego: ahí tienen el ejemplo de Barclays, que según un informe del Movimiento para el Desarrollo Mundial (WDM), durante 2010 y 2011, en plena crisis alimentaria, obtuvo ganancias de 888 millones de dólares a partir de sus especulaciones sobre los alimentos.

La pobreza aumenta en nuestro país. 12 millones de personas viven en situación de vulnerabilidad  mientras quien nos gobierna y quien nos ha gobernando no parece tener entre sus objetivos la reducción de la pobreza ni se han planteado poner en el centro de su acción a las personas, más allá de los datos macroeconómicos.

Al lado de nuestra casa, muchas personas se ven obligadas a acudir a comedores y otros servicios sociales para poder comer, aunque éstos cada vez tienen que superar mayores dificultades para atender cada día a más ciudadanos a los que se empuja a la exclusión.

En este contexto, hay personas que se están moviendo para reclamar  a los supermercados que entreguen diariamente los productos a punto de caducar a ONG locales.

Según la Federación Española de Bancos de Alimentos, Eroski, Alcampo, Carrefour y Día llevan tiempo colaborando con los bancos de alimentos. Por ejemplo, durante 2011 Consum donó 390.000 kilos y Carrefour 2,5 millones de kilos de alimentos, aunque, en el extremo contrario, la empresa con mayor facturación en España, Mercadona, apenas donó 15.000 kilos de comida el año pasado al banco de alimentos.

Más allá de campañas puntuales, sería necesario un acuerdo estable, un compromiso público con la sociedad de estas grandes empresas, para que estos alimentos, que todavía están en buen estado cuando van al cubo de la basura, puedan ser aprovechados por quien lo necesite.

Y más allá de este acuerdo, deberíamos reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos, en la que el sistema atrapa en su espiral a millones de personas y las escupe cuando ya no son rentables, en la que exprimimos a la naturaleza para poder mantener un nivel de consumo excesivo y en la que cada vez más personas tienen que recurrir a la caridad para poder sobrevivir cuando lo lógico sería que ya no tuviésemos que hablar de ella, de la caridad, porque si no existiera exclusión no tendría que existir.

Fran Vega

Lo importante no es el cooperante

El 8 de septiembre se celebra cada año el Día del Cooperante, como una manera de reconocer públicamente la labor de los profesionales de la cooperación, y la difusión de los valores que representan en la lucha por la erradicación de la pobreza.

En una organización como Medicus Mundi, las personas juegan un papel central, porque son las que alimentan el compromiso ético y la voluntad de cambio que inspira toda nuestra acción. No se puede entender el trabajo en una ONGD sin identificarse personalmente y comprometerse con la filosofía y los objetivos de la misma.

En la tarea de las ONGD de búsqueda de mayores niveles de justicia social y de lucha por la igualdad de derechos de todas las personas, los cooperantes juegan un papel fundamental, pues son la correa de transmisión que ayuda a impulsar los cambios que queremos conseguir, pero no debemos olvidar que nuestro fin es hacer que las personas y los pueblos sean dueños de su futuro y que cada pueblo, debe ser, en fin, el protagonista de su propio proceso de cambio.

Quizá olvidamos esto demasiado a menudo, porque, como nos dice el cooperante Jordi Raich, “lo importante no es el cooperante, sino el significado de su existencia, y existe porque los gobiernos de todo el mundo fracasan una y otra vez a la hora de cumplir sus promesas de erradicar la miseria, acabar con las desigualdades o garantizar la salud”.

Vivimos una época de regresión, de retrocesos en la política social, básica para que se reduzca la brecha entre ricos y pobres, para que muchas personas puedan escapar del círculo de exclusión al que se han visto sometidos por un sistema depredador y en este contexto, la cooperación al desarrollo está siendo una víctima más de unas decisiones políticas que lejos de intentar reducir las injusticias del sistema, las fomenta.

Reconocer públicamente la labor y el compromiso de las personas que han decidido dedicar su vida a la cooperación está bien, pero los conciertos y las actividades infantiles se quedan cortos ante un panorama en el que primero, se aprueba un Estatuto del Cooperante que no profundiza  todo lo que debería en la mejora de las condiciones laborales de estas personas y después se recorta sin piedad, como si esto no fuera a afectar a la calidad de las acciones que se ponen en marcha y, por tanto, a la vida de las personas más vulnerables.

Un mundo justo, un mundo sano, pasa por la plena realización de los derechos humanos de todas las personas, por lo que se hace más necesario que nunca el trabajo de la cooperación al desarrollo para ayudar a fortalecer las capacidades de aquellos que trabajan por ser dueños de su propio futuro y para recordar a los Estados, principales garantes de los derechos de las personas, su obligación de cumplir con sus responsabilidades.

Puedes visitar la página de la Asociación de Profesionales de la Cooperación para saber más sobre la labor de los y las cooperantes. También puedes leer el comunicado de la Coordinadora de ONGD de España: «Poco que celebrar y mucho que denunciar en el Día del Cooperante«.

Fran Vega

Derecho a curar

El 1 de septiembre entra en vigor el Real Decreto Ley 16/2012, que suprime la consideración de la salud como un derecho universal para pasar a un sistema que cubre sólo a los asegurados que cotizan a la Seguridad Social.

Desde su fundación, hace ya casi 50 años, medicusmundi ha defendido que la salud es uno más de los derechos humanos fundamentales y que la provisión pública de este servicio, al igual que la del resto de servicios básicos (educación, dependencia, servicios sociales…), ha de ser considerada un deber por parte de los estados, que deben garantizarlos a toda la población sin ningún tipo de exclusión y, especialmente, a los más vulnerables. Siempre hemos promovido la atención primaria dentro de los sistemas públicos de salud como la forma más eficiente de garantizar este derecho, porque asegura la mayor accesibilidad y equidad a toda la población.

En el Real Decreto Ley 16/2012, de 20 de abril, de “Medidas urgentes para el sostenimiento del sistema de salud”, aprobado por el Congreso de los Diputados el pasado 17 de mayo con los únicos votos del Partido Popular, el gobierno español da un paso atrás de 30 años: se suprime la consideración de la salud como un derecho universal para pasar a un sistema que cubre a los asegurados que cotizan a la Seguridad Social, y deja fuera del Sistema Nacional de Salud a los inmigrantes sin papeles mayores de 18 años y a muchos españoles que no cotizan (como parados de larga duración) a no ser que sean declarados pobres.

El supuesto ahorro no va a ser tal, porque es más costoso atenderlos en urgencias y, además, estos extranjeros mayores de 18 años en situación irregular ya cotizan a las arcas públicas cada vez que pagan un alquiler, compran el pan o llaman a su familia. Por otro lado está demostrado que no son ellos, en general jóvenes y sanos, los que más usan los servicios sanitarios. Se da la paradoja de que un extranjero en situación irregular puede ser donante de órganos pero no podrá recibirlos.

Lo que sí puede suceder es que, por falta de atención, se condene a muerte a algunos de ellos; a muerte por falta de diálisis o de insulina, a muerte por SIDA sin tratamiento; y también a que se extiendan enfermedades infecciosas como la tuberculosis. En realidad no se trata de un ahorro sino de un abandono.

medicusmundi considera que hay alternativa a los recortes sanitarios y así lo expresó en su “ Declaración en defensa del sistema público de salud”, por lo que se suma a la campaña de objeción de conciencia promovida por la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC) y anima a todos los profesionales sanitarios a adherirse a la misma y a la población general a que exprese su desacuerdo con la medida y a apoyar a los profesionales sanitarios a través de la campaña promovida por Médicos del Mundo en la web www.derechoacurar.implicate.org.